Según el libro blanco de la Atención
temprana se entiende por ésta:
“ el conjunto de intervenciones
dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que
tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades
transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo que tienen
riesgo de padecerlos. Estas intervenciones, que deben considerar la globalidad
del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación
interdisciplinar o transdisciplinar”.
El cerebro de un niño evoluciona
durante los tres primeros años de vida a un ritmo sorprendente, es como una esponja
que absorbe todo lo que ve, siente, y conoce. Es por ello que el aprendizaje es
más intenso y eficaz en estas etapas debido a la plasticidad del cerebro. Durante estos años
y hasta los 6 la conexión neuronal es más fácil y por ello es por lo que la estimulación
temprana se dirige a la población de 0-6 años y tiene como objetivo dar una
respuesta lo más pronto posible a las necesidades.
Para el desarrollo de la inteligencia, el cerebro necesita de
información, la cual en el caso de los bebés la reciben a través de los
sentidos. Los estímulos que reciben los bebés por parte del entorno que les
rodea son los que hacen que se desarrolle tanto a nivel motor, como afectivo,
del lenguaje, comunicativa, y social de una manera adecuada etc….Si los
estímulos que reciben diariamente son escasos o de baja calidad, el cerebro
tardará en desarrollar sus capacidades, por el contrario unos buenos estímulos
contribuirán al desarrollo de una mejor inteligencia que se reflejará en todas
las áreas de su vida.
La mayoría de las personas no han
recabado nunca en el impacto que tiene sobre un bebé una caricia, la voz de los
adultos y sobre todo de la madre, el juego etc.,.. Cuando esto ocurre, Bertá
solé (9/06/2012) dice que “se produce una catarata eléctrica que recorre su cerebro, para
despertar conexiones neuronales aún dormidas”
Esto quiere decir que todo lo que
hacemos con los bebés tiene repercusiones a nivel cognitivo, el momento de la
toma de biberón, el cambio de pañal, la comida el momento de descanso, de juego. Por ello es tan importante lo que
les decimos y cómo lo decimos.
Es por ello que es tan recomendable la estimulación temprana,
entendida ésta ya desde hace unos varios años como “técnica que tiene por
objeto apoyar al niño en el desarrollo de sus aspectos instrumentales,
destinada a brindar impulso a funciones ya existentes en el sujeto y
susceptibles de avivarse por medio del estímulo, actuando dicha estimulación a
través de la actividad que produce en el sujeto estimulado, y dirigiéndose al
niño en su conjunto. (Coriat, 1978).
Durante estos primeros años de vida,
se perfecciona la actividad de todos los sentidos, en especial, los
relacionados con la percepción visual y auditiva del niño, esto le permitirá
reconocer y diferenciar colores, formas y sonidos. Por otro lado, lo procesos
psíquicos y las actividades que se forman en el niño durante esta etapa
constituyen habilidades que resultarán imprescindibles en su vida posterior.
Del mismo modo que asimilamos diferentes aprendizajes a través de la imitación
o modelado, repitiendo lo que nos dicen una y otra vez, podemos también aprender a leer, lograr un pensamiento matemático, e
incluso desarrollar aspectos sensoriales y sociales.
Cada bebé es único, y tiene un
desarrollo completamente diferente al de otros niños, cuando unos con 9 meses
ya caminan otros no lo hacen hasta los 14 meses, y esto es algo que los padres
han de tener muy presente pues es muy común escuchar a muchos padres comparar a
sus hijos con otros amiguitos, o incluso dentro de sus propios hijos, es decir
con sus hermanos. El bebé deberá vivir libremente la experiencia del aprendizaje y la estimulación
siguiendo su propio desarrollo y no como una obligación. Nunca se deberá forzar o estimular al niño a que
haga alguna actividad para la que no esté preparado madurativamente. Tenemos
que aprender a que sean los niños mismos los que nos indiquen para lo que están
preparados, para ello solamente hay que saber observar.
Además de ajustarnos a su desarrollo
correctamente y conseguir una buena estimulación, potenciamos más su
autoestima. No debemos olvidar que para los niños, cada pequeño logro conseguido
alimenta su autoestima, se sienten satisfechos cuando consiguen las cosas por
sí mismos, si por el contrario tratamos que los niños realicen cosas para los
que no están preparados lo único que conseguimos es frustración y baja
autoestima.
Por esta razón, los padres deben
respetar su desarrollo individual, y evitar sobretodo presiones. Los padres
también aprenderán y crecerán con ellos, en su tarea de padres durante la
estimulación de su hijo. Antes de empezar con la estimulación del bebé es
importante, por tanto, que conozcan las
etapas de desarrollo, para que
puedan trabajar los estímulos y las actividades adecuadas a su edad y
capacidades.
9 de Julio de 2012
Marta Veguillas Ocaña.
Pedagoga y Diplomada superior en Atención temprana
Muy ciert. Pena que los mayores recortes educativos estén afectando a este campo y al de la compensación educativa, los colectivos más vulnerables
ResponderEliminarSi, es lo que llaman "Calidad de la Educación", si quitamos, a los que creen que no valen, la educación es mejor, pero es justamente lo contrario, son ellos los que hacen que la educación sea mejor.
ResponderEliminarMuy buen aporte. La estimulación temprana es muy importante a la hora de optimizar el desarrollo tanto físico como intelectual de nuestros hijos.
ResponderEliminarSi, además no sólo para niños que presentan algun tratorno en el desarrollo, en general mientras se juega con los niños se pueden hacer cosillas sencillas que estimulen su dearrollo a nivel global. Muchas gracias Carla.
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